Es importante destacar el papel que juegan los cómics dentro de la cultura del siglo XX y del siglo que estamos viviendo. Su riqueza y reflejo de la cultura y de la sociedad son un elemento a tener en cuenta de manera patente dentro y fuera de nuestras aulas. La coeducación y el papel de la mujer-que será fruto de otro comentario en un futuro cercano-es más que reseñable dentro del mundo del cómic y quiero acercar este fantástico artículo de Ángel de Crespo que se convierte en obligada lectura para todo docente de cualquier etapa educativa y que da muchísimo juego a diferentes niveles de lectura y transferencia a las aulas.
No lo duden. Pasen y lean y ya me comentarán.
http://www.zonanegativa.com/la-marvel-las-mujeres-empoderadas/
La Era Marvel de las Mujeres Empoderadas
A veces los lectores de cómic americano podemos ser bastante recalcitrantes. No solemos tolerar bien los cambios, lo cual se hace evidente cada vez que alguien osa modificar nuestra bienamada continuidad o cada vez que nuestro héroe favorito cambia de traje. Nuestra situación ideal es el inmovilismo, donde las cosas cambian sólo para volver a ser iguales que antes… por no decir iguales que siempre. En realidad no nos gusta el cambio, sino la ilusión de cambio, que no es lo mismo. Cuando nos encontramos con un cambio real, drástico y dramático, no solemos reaccionar muy bien, con posturas que van desde la indiferencia (“esto ya lo hemos visto mil veces”) a la indignación (“¡esto es un ultraje y se merece un boicot!”) pasando por todo el abanico de posibilidades intermedias. Sin embargo, nada levanta tantas ampollas entre los lectores más tradicionales como mencionar las palabras “diversidad” o “feminismo”. La representación de la mujer en la cultura popular, no sólo en el cómic sino también en el cine, la televisión o los videojuegos, es un tema del que se ha hablado mucho en tiempos recientes y del que se seguirá hablando aún más en el futuro. Y esto es así porque nos encontramos ante uno de esos cambios reales, drásticos y dramáticos de los que hablaba, sólo que éste no tiene que ver con usar la retrocontinuidad o con cambiarle el color del spandex a algún personaje, sino que es el reflejo de un cambio mucho mayor que se está obrando ahora mismo en la estructura de nuestra sociedad.
Reflexionar acerca de la representación de la mujer en la cultura audiovisual no es una mera moda pasajera, sino una preocupación social sobre una problemática compleja que abarca aspectos que van mucho más allá de los cómics y de las editoriales que los publican. Indagar en dicha problemática sería algo que superaría con creces los objetivos de este artículo, pero la situación es bien conocida por todos: nuestra cultura siempre ha sido sexista, en el sentido de que ha tratado de forma distinta a hombres y a mujeres por el simple motivo de haber nacido con un género u otro. También nuestro campo, el de los cómics, ha sido desde sus orígenes un mundo sexista, donde los hombres han predominado siempre entre los autores, los editores y, por supuesto, los lectores. Los cómics de superhéroes eran hechos por hombres y para hombres y, si bien es cierto que siempre ha habido mujeres tanto entre las filas de autores y editores como entre las de los lectores, se consideraban excepciones que confirmaban la regla. Pues bien, esta situación dejó de ser sostenible hace tiempo. Con la expansión de los universos superheroicos al cine y su conversión en potentes franquicias, los cómics ahora forman parte de la cultura popular en un sentido más amplio que nunca. Habiendo protagonizado películas de recaudaciones millonarias y gran popularidad, estos personajes han pasado al dominio público de una forma que antes sólo estaba reservada a Batman y a Superman, los dos grandes iconos del género. Sin embargo, hoy la mayoría de la gente no sólo reconoce a los sempiternos Superman y Batman, sino también a personajes como la Viuda Negra, Ojo de Halcón, la Visión o la Bruja Escarlata. Y no olvidemos que la mitad de ese público, como la mitad de la sociedad en la que vivimos, está compuesta por mujeres, por lo que es lógico cuestionarse cómo está representado su género en esa forma de ficción que hasta hace poco era un feudo predominantemente masculino.
Muchas de estas mujeres quizá quieran ir más allá del cine o la televisión y dar el paso hasta los cómics, lo cual significaría nuevos lectores y, por tanto, más ventas para las editoriales. No es de extrañar que por primera vez en mucho tiempo Marvel y DC se hayan empezado a tomar en serio lo de producir un tipo de cómic orientado hacia ese público potencial. Pero hace unos años ese segmento del mercado ni siquiera era tenido en consideración, por lo que en ocasiones los editores parecen dar palos de ciego intentando acceder a él. Y lo cierto es que no todas las series orientadas hacia un tipo de lector “no tradicional” (entiéndase por “no tradicional” a cualquier lector que no sea un varón blanco heterosexual) consiguen funcionar en ventas. De hecho, este es el principal argumento que esgrime el sector más recalcitrante del fandom cuando se encuentra con colecciones orientadas hacia lectores no tradicionales, esto es, colecciones de corte más juvenil, con un marcado tono reivindicativo o con un personaje protagonista que se sale de los estereotipos tradicionales y que la mayoría de veces es una mujer y/o pertenece a una minoría étnica o racial.
Pese a todo, que muchas de estas series acaben teniendo un corto recorrido antes de ser canceladas no las descalifica como productos. Por supuesto, el cómic es un negocio y los beneficios mandan, pero las colecciones de este tipo pueden cumplir otras funciones más allá de su funcionamiento comercial y esto es algo que suele olvidar con frecuencia ese sector tan crítico del fandom que antes citaba. Estas series son la avanzadilla que está intentando expandir un mercado caracterizado hasta el momento por su inmovilismo y con una clara dificultad para hallar el relevo generacional en sus lectores. Seamos claros: puede que algunas de estas series con protagonista femenina no se vendan y estén destinadas a la cancelación, pero no es que al mercado del cómic americano le vaya especialmente bien en general. Basta comparar las cifras de ventas de los títulos más exitosos con el número de habitantes que tiene Estados Unidos para poner las cosas en perspectiva y ver que en realidad el porcentaje de lectores es bastante pequeño. Es imperativo expandir dicho mercado y alcanzar a todos esos potenciales lectores, por lo que es necesario ofrecerles series que resuenen con ellos, series que giren alrededor de preocupaciones actuales y que reflejen la realidad del día a día en el que viven. Eso es lo que han hecho series como Ms. Marvel, que ha ofrecido un personaje protagonista fresco, conectado con el mundo presente, con sus inquietudes y con su diversidad social, racial y cultural. No obstante, alcanzar a todos esos lectores potenciales no es tarea fácil ni será un proceso rápido. Más bien habría que considerarlo un proceso a largo plazo en el cual no todas las colecciones encontrarán su público como lo hizo Ms. Marvel. Algunas se quedarán por el camino, pero el hecho es que habrán contribuido a abrir ese camino que antes era inexistente.
Contribuir a ese proceso de expansión es algo que nos beneficia a todos, pues supone que el mercado se verá reforzado y revigorizado con el tiempo. Pero hay otro motivo más por el que este tipo de colecciones son importantes: la responsabilidad social. Prácticamente todos conocemos esa famosa máxima marvelita de “todo gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Pues bien, además de ser un bonito lema también expresa un principio ético que debería ser fundamental: aquellos que tienen mayor influencia por su papel en la sociedad tienen una mayor responsabilidad para con esa sociedad. Aplicado al mundo del cómic, esto quiere decir que las editoriales que llegan a miles de lectores y que inspiran películas multimillonarias también tienen un deber hacia la sociedad de la que forman parte. La ficción puede ser una poderosa herramienta para inspirar, educar o reivindicar, pero hay que emplearla de forma ética y poner el foco sobre aquellas problemáticas que realmente preocupan a la población. Hace años Stan Lee decidió que la colección de Spiderman renunciase a llevar el sello del Comics Code Authority en su portada para poder publicar una historia denuncia sobre un problema acuciante de la sociedad de la época: las drogas. Era una historia de ficción que sólo pretendía vender cómics, pero al mismo tiempo también estaba ejerciendo su responsabilidad social y denunciando un problema del momento. Si hoy en día nuestra sociedad está en pleno proceso de cambio y se preocupa por temas como la diversidad o la representación de la mujer, ¿por qué los cómics no deberían abordar esos temas si es lo más ético y responsable?
Entre las dos editoriales más tradicionales, Marvel y DC, probablemente sea Marvel la que más y mejor está explorando esta responsabilidad social. Sin perder de vista su objetivo de arañar unas cuantas ventas, muchas de sus colecciones más recientes han sabido ejercer esa responsabilidad de una forma admirable, convirtiendo a la Casa de las Ideas en una editorial mucho más progresiva de lo que había sido nunca. ¿Cuántos de sus personajes estrella actuales pertenecen a minorías sociales? El número es considerable. ¿Cuántas cabeceras están protagonizadas por una mujer? Muchas más de las que ha tenido en cualquier otro momento de su historia. Esto es algo que en lugar de ser criticado debería ser aplaudido, pues además de poner su granito de arena en el lento proceso de expansión del mercado del cómic de superhéroes también está cumpliendo una labor social. Quizá no seamos conscientes de lo importante que es que una niña pueda leer un cómic de Thor y desear convertirse en Thor porque ha visto que una mujer puede levantar el martillo del Dios del Trueno, pero sin duda supone un gran avance tanto para el medio que tanto nos gusta como para la sociedad a la que pertenecemos.
Por eso vamos a dedicar el resto de este texto a repasar algunos de esos títulos progresistas que ha venido publicando Marvel en tiempos recientes; esos en los que el papel protagonista recae sobre una mujer y en los que la representación del género femenino se ha alejado de los sesgados cánones tradicionales y ha ofrecido una imagen mucho más ajustada a la realidad contemporánea. Se trata también de cabeceras bajo las que subyace cierto tono reivindicativo, cierto deseo de cambio. Esta no pretende ser una lista exhaustiva, sino más bien orientativa, que ofrezca una imagen del panorama en su conjunto y permita al lector interesado poder explorar con más detalle aquellos títulos que más le llamen la atención. A continuación voy a comentar desde un punto de vista subjetivo algunas de estas series y a exponer los motivos por los que creo que son importantes para los lectores, para el mercado del cómic y para nuestra sociedad en general.
Capitana Marvel: el icono del empoderamiento
Una lista de estas características sólo podía empezar de una forma: con Carol Danvers, la Capitana Marvel. En los últimos años, gracias sobre todo a la reivindicativa etapa escrita por Kelly Sue DeConnick, la Capitana Marvel se ha erigido en el gran icono feminista de Marvel. Puede que su cabecera no estuviese en lo más alto de las listas de ventas, pero no muchas colecciones pueden presumir de haber dado pie a un movimiento social como los Carol Corps. Hombres y mujeres de todas las edades han abrazado a la Capitana Marvel y la han convertido en un símbolo que les sirve como inspiración, de tal forma que disfrazarse como ella ha pasado de ser una simple excentricidad a ser un acto de empoderamiento y protesta. Hoy en día Carol es un icono para los que defienden la igualdad de género, además de una celebración de la fuerza femenina.
El primer arco de la cabecera actual de la Capitana Marvel corre a cargo de Michele Fazekas y Tara Butters, dos mujeres con amplia experiencia dando vida a mujeres empoderadas gracias a su papel como showrunners de la serie de televisión Agent Carter, protagonizada por el otro gran icono feminista de Marvel: la Peggy Carter del Universo Marvel Cinematográfico. Del dibujo se encarga Kris Anka, posiblemente el dibujante actual que mejor dibuja abdominales, tanto masculinos como femeninos. De hecho, entre el fandom se ha producido cierta polémica por el aspecto físico de la Carol que ilustra Anka, alejada de las formas voluptuosas de antaño y más próxima al cuerpo de una atleta o de una luchadora profesional. Desde mi punto de vista, esto es una buena prueba de que el trabajo del equipo creativo de la serie está poniendo en evidencia los prejuicios de los lectores.
En esta serie Carol ha adoptado un nuevo papel como protectora de la Tierra ante amenazas procedentes del espacio profundo. Por este motivo se ha trasladado a una estación en órbita operada por el programa espacial de Alpha Flight, el supergrupo de héroes canadienses. Esto hace que la serie tenga cierto aire a lo Star Trek, donde la aventura y la diplomacia son elementos igual de importantes. No obstante, Carol es una mujer de acción y la diplomacia no es uno de sus puntos fuertes, lo que la coloca en un conflicto interesante. Siguiendo el paralelismo con la franquicia Star Trek, diría que Carol no se parece mucho a la Capitana Janeway de Star Trek: Voyager, disciplinada, metódica y apegada a las reglas, sino más bien a una versión femenina del Capitán Kirk del Star Trek clásico que se caracteriza por su impulsividad, su predisposición a la acción y su tendencia a saltarse las normas.
No hay duda de que Marvel tiene intención de mantener a la Capitana Marvel en un lugar destacado de su universo, pues no en vano protagonizará su propia película producida por Marvel Studios y cuyo estreno se prevee para 2019. Mientras tanto, además de en su propia serie regular podemos encontrarla a la cabeza de uno de los dos bandos que se enfrentan en el evento más reciente de los cómics de la editorial: Civil War II. Aún es pronto para saber cómo afectará este conflicto al statu quo de Carol, pero lo más probable es que su relevancia siga aumentando durante los próximos años y que la tengamos ocupando un papel aún más central si cabe dentro del cosmos marvelita.
Ms. Marvel: el rostro de las futuras generaciones
Hace una década, publicar un cómic protagonizado por una chica que además perteneciese a una minoría social era poco menos que un suicidio comercial. Sin embargo, uno de los grandes bombazos recientes de Marvel, cuyo primer número arrasó en las plataformas de venta digitales, es una serie centrada en la historia de una adolescente musulmana de origen americano-pakistaní creada para la ocasión. Repasémoslo una vez más porque parece increíble: se trata de una serie protagonizada por un personaje de nueva creación, que además es un personaje femenino y que para más inri pertenece a una minoría. Lo que podría haber sido la receta para un sonado fracaso ha acabado convirtiéndose en un gran éxito para la editorial, admirado tanto por la crítica como por los lectores y con un inesperado impacto mediático. El por qué una cabecera que parecía ir en contra de lo que el mercado dictaba que funciona se ha convertido en todo un fenómeno es algo digno de estudio y evidencia que algo está cambiando dentro del propio mercado del cómic americano.
La editora Sana Amanat, la guionista G. Willow Wilson (ambas musulmanas) y el dibujante Adrian Alphona se unieron para dar vida a Kamala Khan, una joven que se veía expuesta a las nieblas terrígenas y, como consecuencia, se convertía en una inhumana con el poder de alterar su cuerpo de formas asombrosas. Kamala procedía de una familia de origen pakistaní educada en la religión musulmana, pero era una adolescente normal y corriente que idolatraba a sus héroes (en especial a la Capitana Marvel) y que tenía las mismas preocupaciones que cualquier otra chica de su edad que va al instituto. La terrigénesis le concedió poderes, pero la voluntad de ayudar a la gente y de convertirse en una superheroína provenía únicamente de ella misma. De esta forma, Kamala se vio compartiendo aventuras junto a sus admirados héroes e incluso formando parte de las filas de los Vengadores.
El personaje es un claro reflejo del mundo en el que vivimos, un mundo multiétnico y multicultural donde los valores tradicionales tienen que evolucionar y adaptarse. Se trata también de un mundo en el que la convivencia entre distintas clases sociales no siempre es fácil y los prejuicios están a la orden del día, como bien sabe cualquier familia musulmana que viva en Estados Unidos. Sin embargo, lo que más caracteriza a la serie de Ms. Marvel es la pasión y el optimismo de Kamala. Kamala ha crecido fijándose en las proezas de los héroes del Universo Marvel y cree de forma genuina en que lo que hacen es valioso e importante. Por eso, pese a su juventud e inexperiencia, Kamala quiere ayudar a construir un mundo mejor para todos, independientemente de su sexo, etnia o religión. Eso es lo que hacen los auténticos héroes, después de todo.
Aunque al principio Kamala destacó por su origen americano-pakistaní y su religión, hoy en día esas características ya se dan por hechas y Kamala empieza a ser considerada como el Peter Parker del siglo XXI. No cabe duda de que se pueden establecer ciertos paralelismos entre las historias primigenias de Spiderman y las aventuras de Ms. Marvel, pero que ha hecho el personaje de Willow Wilson y Alphona ha sido trasladar la esencia de aquel Spiderman fundacional que tan bien supo conectar con las pasadas generaciones al presente. De esta forma, Kamala es el Peter Parker para la generación actual, la de unos jóvenes que viven en un mundo multicultural cuyos valores sociales parecen encontrarse en caída libre, que están decepcionados con la sociedad y que claman por un cambio. Y lo que es aún más importante: a esos jóvenes les ha mostrado un mensaje de tremendo optimismo. Mientras que lo que motivaba a Spiderman a luchar contra el mal era la culpa por no haber podido salvar a su tío Ben, lo que motiva a Kamala no es ninguna tragedia sino el amor hacia su familia y hacia su comunidad.
Spider-Gwen: la revolución indie
La Capitana Marvel y Ms. Marvel no han sido los únicos fenómenos recientes de la Casa de las Ideas. Durante Spider-Verse, el evento arácnido en el que unieron fuerzas diferentes versiones de Spiderman procedentes de realidades alternativas, se introdujo un buen puñado de nuevos personajes, pero el recibimiento de uno de ellos superó con creces las expectativas tanto de autores como de editores. Se trataba de una Gwen Stacy de un mundo paralelo en el que fue ella quien recibió la picadura de la araña radioactiva y desarrolló poderes arácnidos en lugar de Peter Parker. A pesar de que el personaje usaba el nombre de Spider-Woman, los fans pronto comenzaron a referirse a ella como Spider-Gwen y ese fue el término que se utilizó finalmente para titular la cabecera que no tardó mucho tiempo en protagonizar tras su paso por Spider-Verse, escrita por Jason Latour e ilustrada por Robbie Rodriguez.
Reflexionar acerca de la representación de la mujer en la cultura audiovisual no es una mera moda pasajera, sino una preocupación social sobre una problemática compleja que abarca aspectos que van mucho más allá de los cómics y de las editoriales que los publican. Indagar en dicha problemática sería algo que superaría con creces los objetivos de este artículo, pero la situación es bien conocida por todos: nuestra cultura siempre ha sido sexista, en el sentido de que ha tratado de forma distinta a hombres y a mujeres por el simple motivo de haber nacido con un género u otro. También nuestro campo, el de los cómics, ha sido desde sus orígenes un mundo sexista, donde los hombres han predominado siempre entre los autores, los editores y, por supuesto, los lectores. Los cómics de superhéroes eran hechos por hombres y para hombres y, si bien es cierto que siempre ha habido mujeres tanto entre las filas de autores y editores como entre las de los lectores, se consideraban excepciones que confirmaban la regla. Pues bien, esta situación dejó de ser sostenible hace tiempo. Con la expansión de los universos superheroicos al cine y su conversión en potentes franquicias, los cómics ahora forman parte de la cultura popular en un sentido más amplio que nunca. Habiendo protagonizado películas de recaudaciones millonarias y gran popularidad, estos personajes han pasado al dominio público de una forma que antes sólo estaba reservada a Batman y a Superman, los dos grandes iconos del género. Sin embargo, hoy la mayoría de la gente no sólo reconoce a los sempiternos Superman y Batman, sino también a personajes como la Viuda Negra, Ojo de Halcón, la Visión o la Bruja Escarlata. Y no olvidemos que la mitad de ese público, como la mitad de la sociedad en la que vivimos, está compuesta por mujeres, por lo que es lógico cuestionarse cómo está representado su género en esa forma de ficción que hasta hace poco era un feudo predominantemente masculino.
Muchas de estas mujeres quizá quieran ir más allá del cine o la televisión y dar el paso hasta los cómics, lo cual significaría nuevos lectores y, por tanto, más ventas para las editoriales. No es de extrañar que por primera vez en mucho tiempo Marvel y DC se hayan empezado a tomar en serio lo de producir un tipo de cómic orientado hacia ese público potencial. Pero hace unos años ese segmento del mercado ni siquiera era tenido en consideración, por lo que en ocasiones los editores parecen dar palos de ciego intentando acceder a él. Y lo cierto es que no todas las series orientadas hacia un tipo de lector “no tradicional” (entiéndase por “no tradicional” a cualquier lector que no sea un varón blanco heterosexual) consiguen funcionar en ventas. De hecho, este es el principal argumento que esgrime el sector más recalcitrante del fandom cuando se encuentra con colecciones orientadas hacia lectores no tradicionales, esto es, colecciones de corte más juvenil, con un marcado tono reivindicativo o con un personaje protagonista que se sale de los estereotipos tradicionales y que la mayoría de veces es una mujer y/o pertenece a una minoría étnica o racial.
Es probable que una de las principales razones de la popularidad del personaje fuese el excelente diseño que realizó Rodriguez, un dibujante de marcado tono indie. Antes de que el personaje tuviese serie propia, los cosplays de Spider-Gwen ya se habían vuelto frecuentes en los eventos y convenciones. Pero a mí me gusta pensar que su popularidad también se debe al hecho de que este personaje se sustente sobre las bases de uno de los héroes más queridos e icónicos del Universo Marvel pero jugando a alterar los roles masculinos y femeninos clásicos, otorgando una visión nueva a una historia que ya todos conocíamos y que nos permite apreciar lo mucho que ha cambiado nuestra sociedad en pocas décadas.
En el Universo Marvel tradicional, Gwen Stacy fue la novia de Spiderman que murió a causa del malvado Duende Verde, dejando al trepamuros con unas secuelas emocionales que rivalizaban en intensidad con las que le provocó la pérdida de su tío Ben. La muerte de Gwen Stacy se ha convertido con el tiempo en uno de los momentos fundacionales del personaje. Gwen se ha idolatrado desde entonces… pero lo cierto es leyendo los cómics de la época no resultaba un personaje especialmente memorable (después de todo, se decidió que el Duende Verde la matase para permitir que Mary Jane, a quien se consideraba mejor personaje, ocupase un rol de mayor relevancia en la vida de Peter). No obstante, el hecho es que su muerte hizo crecer tanto el mito que ya todos nos hemos olvidado de cómo era la verdadera Gwen: un personaje femenino anclado en su época y que hoy en día resultaría tremendamente retrógrado.
En cambio, en Tierra-65, el mundo de origen de Spider-Gwen, quien murió fue Peter. Abrumado por la situación de bullying en la que se encontraba en el instituto, el joven quiso imitar a su admirada Spider-Woman y usó sus conocimientos científicos sobre sí mismo con tal mal suerte que acabó convertido en el Lagarto, luchando contra ella y perdiendo la vida. Esta tragedia marcó el destino de la heroína, a quien se consideró responsable de la muerte de Peter. Aunque la policía estaba convencida de que era una criminal, Gwen decidió entonces redoblar su lucha contra el crimen para que la muerte de Peter no hubiese sido en vano. De esta forma, lo que hicieron con gran habilidad Latour y Rodriguez fue contarnos una historia con muchas reminiscencia de uno de los grandes clásicos del Universo Marvel, pero jugando con la transformación de los roles tradicionales. El hombre no es aquí el héroe torturado ni la mujer es la damisela en apuros que se convierte en víctima inocente, porque esos arquetipos ya hace mucho tiempo que quedaron desfasados.
Spider-Gwen puede recordar a la Gwen que murió aquella trágica noche, pero es un personaje muy distinto, tanto en actitud como en personalidad. Ha lidiado con su tragedia de manera distinta a como lo hizo nuestro Peter con la suya. Esta Gwen es más independiente, más dura, más rebelde. Es más, la Gwen Stacy de hoy es una mujer de su tiempo, que sigue unas tendencias estéticas y musicales (no en vano forma parte de un grupo musical: las Mary Janes) muy conectadas con la moda del momento. El estilo de Robbie Rodriguez, muy cercano al cómic de corte independiente, encaja como un guante con esta versión moderna e insumisa de Gwen Stacy; una versión que si se compara con la original evidencia los cambios por los que ha pasado el género femenino desde aquellos lejanos años 70 en los que el Duende Verde arrojó a Gwen Stacy desde un puente.
Viuda Negra: la ejecución perfecta
La Viuda Negra es uno de los personajes femeninos más antiguos de la Casa de las Ideas y a lo largo de los años ha estado presente en diversas colecciones e incluso ha tenido serie propia muchas veces. También es un personaje que goza del favor del gran público gracias a su presencia en el Universo Marvel Cinematográfico, donde la interpreta la popular actriz Scarlett Johansson. No obstante, eso no quita que también haya estado en el ojo del huracán de grandes polémicas como la que suscitó su relación con Bruce Banner en Vengadores: La Era de Ultrón. Sea como sea, la Viuda Negra vive un momento de gran popularidad e incluso empieza a hablarse de la posibilidad de que protagonice su propia película en solitario.
La editorial confía en ella hasta tal punto que su nueva serie regular corre a cargo de uno de los equipos creativos más sólidos que ha tenido Marvel en los últimos años: Mark Waid y Chris Samnee (acompañados del color de Matt Wilson, uno de los mejores coloristas del medio). Tras firmar una memorable etapa de Daredevil y haber sido premiados con el Eisner, Waid y Samnee se han embarcado ahora en la realización de la nueva cabecera de Natasha; una cabecera en la que la acción tendrá un papel fundamental. De hecho, la acción es el gran reclamo del primer número, en el que Natasha se ve obligada a huir de SHIELD de forma espectacular cuando algunos de sus viejos secretos como espía salen a la luz.
La ficción está plagada de héroes de acción masculinos como James Bond o Jason Bourne. La Viuda Negra ha abrazado ese arquetipo de héroe de acción, asumiendo que el género no es impedimento para realizar las mismas proezas por las que conocemos a sus contrapartidas masculinas. Si te gustan las series de acción, las tramas sobre espionaje y conspiraciones y quieres disfrutar de algunas de las páginas mejor ejecutadas que puede ofrecer el mercado del cómic americano, la cabecera de la Viuda Negra debería ser una lectura imprescindible.
Thor: la prueba de la valía
Al principio de este texto hablaba sobre lo mal que los lectores habituales solemos tolerar los cambios. No hace mucho que el Hijo de Odín perdió la posesión de su martillo y que éste pasó a manos de una mujer, la nueva Diosa del Trueno. Puede que este cambio despertase cierto escepticismo en su momento, pero hoy apenas veo críticas negativas al papel de Thor. Tampoco veo comentarios afirmando que su tiempo como Diosa del Trueno vaya a ser temporal y que esté a punto de acabar. Puede que sea porque Marvel ha manifestado su interés en que el personaje continúe tal y como está, pero quiero creer que la auténtica razón es que los lectores que fueron escépticos al principio han acabado sucumbiendo a la tremenda calidad que alberga la cabecera centrada en la Diosa del Trueno.
Hoy en día quien empuña el martillo Mjolnir es Jane Foster, aliada y amante humana del Hijo de Odín en diversas ocasiones. Puesto que su portador original ya no es digno, Jane ha ocupado su lugar y ha probado que no sólo es digna de alzar el martillo sino también de reclamar el nombre de Thor. Hay que destacar que Jane se encuentra combatiendo contra un cáncer que consume su cuerpo poco a poco y que la quimioterapia no está teniendo buenos resultados. Sin embargo, la magia del martillo obra una transformación en ella que le otorga un cuerpo rebosante de fuerza y energía con el que combatir por la justicia. Pero esta transformación es temporal y, cuando vuelve a su forma humana, el cáncer sigue estando ahí. Es más, las transformaciones mágicas anulan el efecto del tratamiento médico, por lo que cada vez que se convierte en Thor, Jane pierde terreno en su lucha contra el cáncer. Y lo que es aún más increíble: Jane ha renunciado a ser tratada por medios mágicos, ya que considera que eso no sería justo para aquellos que no disponen de amigos asgardianos y que sufren la misma enfermedad contra la que ella está combatiendo. Y así, la Diosa del Trueno se convirte en una patada en la cara del destino, en un grito rabioso de una mujer que quiere demostrar su valía de una vez por todas, en una especie de entierro vikingo en el que Jane se consume en un estallido de gloria dejando una huella indeleble de su paso por el mundo.
El guionista Jason Aaron, responsable de infinidad de cómic destacables y de una etapa extraordinaria de la propia cabecera del Hijo de Odín, y el dibujante Russell Dauterman son los encargados de dirimir el destino de la Diosa del Trueno todos los meses, en una colección cargada de combates espectaculares, villanos carismáticos y entornos rebosantes de imaginación. Pero sobre todo es una serie tremendamente inspiradora. Tras un primer arco en el que se jugó con el secreto de la identidad de la nueva Thor, ahora el misterio se ha desvelado y la serie ha adquirido connotaciones apasionantes. Puede que la carne de Jane Foster sea débil, pero el trueno que ruge en su interior es fuerte y está dispuesta a sacrificar lo que haga falta para que todos conozcan su fuerza. ¿No es esto algo inspirador? ¿Y acaso no es inspirar a la gente el mayor objetivo al que puede aspirar un superhéroe?
Chica Ardilla: la heroína para todos los públicos
Tarde o temprano todo héroe del Universo Marvel acaba conociendo la derrota. Después de todo no se puede salvar a todo el mundo ni salir airoso de todas las vicisitudes a las que se enfrentan los personajes de este cosmos de ficción. Sin embargo, hay una heroína que se ha ganado a pulso el título de “imbatible”: la Chica Ardilla. Villanos de la talla del Doctor Muerte o Thanos (certificado por el propio Vigilante que se trataba del verdadero Titán Loco y no de un clon o un androide) han caído derrotados por la Chica Ardilla.
Doreen Green es una adolescente con el increíble poder de hablar con las ardillas. Además tiene la fuerza proporcional de una ardilla y ha decidido emplearla para hacer del mundo un lugar mejor. Este personaje de vertiente cómica fue miembro de los Vengadores de los Grandes Lagos durante la divertida miniserie que escribió Dan Slott y llegó a pasar por las páginas de los Vengadores de Brian Michael Bendis cuando ocupó el puesto de niñera de la hija de Jessica Jones y Luke Cage. Hoy protagoniza su propia cabecera, en la que acompañada de su fiel ardilla Patitas compagina sus actos heroicos con sus estudios en la universidad, donde se prepara la carrera de ingeniería informática.
La colección de la imbatible Chica Ardilla es una serie cómica dirigida a un público algo más joven que el resto de propuestas de Marvel. De hecho, los autores responsables vienen de BOOM! Studios, donde se han encargado de elaborar cómics basados en la famosa serie de dibujos animados Hora de Aventuras. Los guiones corren a cargo de Ryan North, mientras que Erica Henderson aporta su dibujo de estilo amigable y simpático. A veces se critica a las grandes editoriales por no incluir al público infantil dentro de su target, pero esta crítica ya no es válida teniendo en cuenta que Marvel publica esta serie, que además de ser una accesible lectura para los más jóvenes también puede resultar muy divertida para los mayores.
Uno de los puntos fuertes de la propuesta de North y Henderson es la candidez con la que presentan a su protagonista. Doreen no lleva mucho tiempo como superheroína y además es bastante ingenua. Esto no quiere decir que sea estúpida ni mucho menos, pero lo cierto es que le cuesta creer que todos los villanos deban ser derrotados a base de puñetazos. Esto salió a relucir cuando se enfrentó a su primer enemigo en el inicio de la cabecera, nada más y nada menos que Kraven el Cazador, mítico enemigo de Spiderman. En lugar de darle una paliza y seguir adelante, Doreen trató de comprender al villano para encontrar una manera de que dejase de resultar una amenaza para los demás pero, al mismo tiempo, pudiese quedar contento. La solución que se le ocurrió no sólo fue hilarante, augurando el divertidísimo papel que tendrá Kraven en el resto de la colección, sino que también dice mucho acerca de la protagonista: puede que la Chica Ardilla sea imbatible, pero su deseo de ayudar a todo el mundo es tan grande que incluye incluso a los supervillanos.
Spiderwoman: el reto de la moderna maternidad
La reinvención a la que Dennis Hopeless y Javier Rodriguez sometieron no hace mucho a Spiderwoman fue muy sonada. No sólo el cambio de uniforme le sentó tremendamente bien, sino que el viaje de Jessica Drew para redescubrirse a sí misma sirvió para otorgarle un nuevo puesto dentro del Universo Marvel. Quizá ya no esté con los Vengadores y ya no se enfrente a las terribles amenazas contra las que combatía antaño, pero ha podido conectar de nuevo con los problemas de la gente real. Jessica vuelve a ejercer su viejo papel de detective privado, acompañada del periodista Ben Urich y del ex-villano conocido como el Puercoespín. No obstante, en el nuevo volumen de su serie regular Jessica ha tenido que enfrentarse a un reto muy superior al que podría suponer cualquier villano: la maternidad.
Spiderwoman no es la primera heroína en tener descendencia, desde luego, pero es la primera en la que la maternidad se aborda con una óptica liberal propia del tiempo en el que vivimos. El embarazo de Jessica no fue producto de un romance ni de una relación de pareja, sino de la inseminación artificial. Eso convierte a Jessica en madre soltera, lo cual habría estado muy mal visto socialmente hace unos cuantos años, pero hoy en día se considera completamente normal e incluso habitual. Las familias monoparentales no son frecuentes en el cómic de superhéroes, donde con frecuencia las familias de los protagonistas (en el improbable caso de que hayan logrado sobrevivir a algún acontecimiento trágico y no hayan dejado huérfano al personaje) suelen seguir un esquema muy tradicional. Desde mi punto de vista, es importante que el cómic muestre que existen otros tipos de familia distintos a la familia tradicional y la colección de Spiderwoman ofrece uno muy interesante.
Ahora el nacimiento del bebé ha dejado a Jessica en una posición delicada, teniendo que dividir su responsabilidad entre el recién nacido y los inocentes a los que debe proteger como superheroína. ¿Debería optar por colgar el traje y convertirse en madre a tiempo completo? ¿O debería seguir ejerciendo su labor heroica aunque eso la ponga en peligro sabiendo que otra vida depende de ella? Creo que la decisión por la que ha optado Jessica habla por sí misma: lo mejor que puede hacer por su bebé es darle ejemplo y enseñarle cómo ser un héroe.
Lobezno: el legado reclamado
Cuando muere un personaje de cómic todos asumimos que no tardará mucho en resucitar. Lobezno no fue una excepción, sobre todo teniendo en cuenta la facilidad con la que los mutantes suelen regresar del más allá. Sin embargo, Marvel tenía otros planes y de momento el bueno de Logan sigue descansando eternamente. El hueco que ha dejado en el microcosmos mutante parecía destinado a ser ocupado por ese Viejo Logan procedente del futuro alternativo concebido por Mark Millar que aterrizó en nuestra continuidad tras Secret Wars. Sin embargo, el Viejo Logan no tiene ningún interés en asumir el papel ni el nombre de Lobezno. En su lugar, el legado de Lobezno ha pasado a manos de Laura Kinney, también conocida como X-23.
Al igual que la Harley Quinn de DC, Laura debutó en una serie animada antes de dar el paso a los cómics, concretamente en X-Men: Evolution. Su popularidad televisiva llevó a que pronto apareciese su contrapartida en las viñetas y desde entonces ha estado presente en la actualidad mutante con mayor o menor intensidad. Ha poseído los poderes del Capitán Universo, ha formado parte de X-Force y de la Patrulla X y ha luchado junto a los jóvenes X-Men originales desplazados en el tiempo. Ahora, entristecida por la muerte de Logan, ha decidido asumir su manto para honrarle, sabiendo que no será tarea fácil.
De su cabecera actual se encargan Tom Taylor, Bengal, David López y Marcio Takara y en ella Laura, además de cargar con el legado de Logan, se enfrenta a sus propias raíces. X-23 nació como producto de un experimento que pretendía crear a un clon de Lobezno y durante su primera misión en esta nueva serie descubre que alguien la ha clonado a ella. Alchemax Genetics ha creado a las Hermanas, tres clones de Laura entrenados como armas vivientes que responden a los nombres Bellona (X23_1BEL), Zelda (X23_2ZEL) y Gabby (X23_4GAB). Laura sabe lo que es ser tratada como un experimento etiquetado con un número y de hecho le costó mucho tiempo encontrarse a sí misma y asumir que no era una simple arma biológica, por lo que el conflicto está servido.
Asumir el legado de Lobezno implicaba tener que enfrentarse a situaciones así, pero el reto no ha amedrentado a Laura. Quizá muchos piensen que X-23 no está a la altura del nombre y que su tiempo como Lobezno no se extenderá demasiado, pero lo mismo dijeron de Thor cuando su manto fue asumido por una mujer. ¿Puede ocupar una mujer el puesto del héroe más duro y feroz del Universo Marvel? Laura piensa demostrar que sí.
Ángela: la asesina progresista
Durante la introducción de este texto decía que no todas las cabeceras que pretenden alcanzar a un grupo de lectores más diverso conseguirán hacerlo y que muchas desaparecerán por el camino. Por desgracia, ese ha sido el caso de la serie protagonizada por Ángela, que ya ha alcanzado su conclusión. Ha sido una etapa corta, dividida entre el volumen titulado Ángela: Asesina de Asgard y el volumen que lleva el título de Ángela: Reina de Hel (más el cruce con Secret Wars de 1602: Ángela, Cazadora de Brujas), pero que merece ser mencionada porque ha ofrecido algo extremadamente raro dentro de la amplia oferta de series de Marvel Comics.
Ángela es un personaje con un pasado editorial complicado, pues ni siquiera nació dentro del Universo Marvel. De hecho, hizo su debut en la colección de Spawn antes de formar parte de una larga batalla legal entre el guionista que escribió su primera aparición (Neil Gaiman) y el padre de aquella serie (Todd McFarlanne). El destino quiso que al final Gaiman se quedase con los derechos del personaje y que éste pasase al Universo Marvel, donde se encuentra plenamente integrada a día de hoy tras haber pasado por las filas de los Guardianes de la Galaxia de Brian Michael Bendis.
Ángela es en realidad la primera hija de Odín y Freyja y por tanto la heredera al trono de Asgard. Sin embargo, fue secuestrada siendo un bebé por la Reina de los Ángeles durante una guerra entre su reino y Asgard. Su intención era chantajear a Odín, pero como el dios no cedió a su estratagema, la Reina de los Ángeles pareció acabar con la vida de la niña. En represalia, Odín usó su poder para desconectar el reino rival de las ramas del Yggdrasill, el Árbol del Mundo, de forma que quedó aislado de los Nueve Mundos restantes. Con el tiempo, ese Décimo Reino quedó olvidado, hasta que una fractura en el espacio-tiempo permitió que uno de sus habitantes regresase. Ángela, que en realidad había sobrevivido al intento de asesinato de la Reina, fue criada como uno de los Ángeles del Décimo Reino y se convirtió en una fiera guerrera angelical. Cuando se vio arrastrada fuera de su dimensión se mostró confusa y colérica, deseando vengarse de quien la hubiese traído allí. Su primer encuentro con los Guardianes de la Galaxia no fue amistoso y lo mismo se puede decir del momento en que conoció a Thor.
Tras decidir que ya no formaba parte de Asgard ni del Décimo Reino, Ángela decidió lanzarse a descubrir el cosmos en solitario, aunque no tardó mucho tiempo en reencontrarse con un rostro conocido: su antigua amante Sera, a quien creía perdida. Sera es un personaje curioso por la manera en la que se ha tratado su identidad sexual. Aunque se trata de un personaje relacionado con el mundo místico, se pueden establecer interesantes paralelismos entre ella y las personas transexuales. De hecho, a pesar de haber nacido mujer, Sera fue obligada a vivir entre los hombres del Décimo Reino en contra de su voluntad. Los Ángeles masculinos son raros en dicho reino y viven una existencia de reclusión muy distinta a la de las exuberantes guerreras femeninas. Ángela liberó a Sera de ese tipo de vida y compartió aventuras con ella hasta que murió a manos de uno de sus enemigos. Para recuperar a su amante, Ángela se embarcó en la conquista de Hel, el reino nórdico de los muertos, en la que es una de las pruebas de amor más grandes de la historia del Universo Marvel. ¿Cuántos héroes pueden decir que han conquistado el mismísimo infierno para reunirse con su amada?
Aunque Marvel cuenta con un buen puñado de personajes LGBT como Wiccan y Hulking de los Jóvenes Vengadores, Estrella del Norte de la Patrulla X o Karolina y Xavin de los Runaways, la mayoría de ellos son secundarios dentro de otras series. Ángela, en cambio, ha protagonizado su propia cabecera, en la que la guionista Marguerite Bennett (con una pequeña ayuda de Kieron Gillen) y los dibujantes Phil Jimenez y Stephanie Hans han narrado su historia de amor junto a Sera y han hablado de temas tan importantes como la identidad de género. Puede que la serie ya haya sido cancelada, pero ha sido un pequeño avance para una Marvel que cada día es más progresista y que se preocupa por ofrecer historias a colectivos de lectores, como los lectores LGBT, que con demasiada frecuencia han sido olvidados por las grandes editoriales.
A-Force: ¡Vengadoras, reuníos!
Todas las series que he mencionado hasta el momento están protagonizadas por un personaje femenino, pero se trata de cabeceras individuales. A-Force (o Fuerza-V en la edición en castellano) es una serie grupal en la que todos los miembros del grupo son femeninos. De hecho, se trata de un grupo de Vengadores compuesto de forma íntegra por mujeres. La serie nació de manos de G. Willow Wilson, Marguerite Bennett y Jorge Molina durante Secret Wars y lo hizo con una clara intención reivindicativa. No en vano A-Force se concibió como el grupo de supermujeres que se encargaba de proteger la nación matriarcal de Arcadia; un grupo formado por personajes tan distintos como América Chavez, Medusa, Hulka, Nico Minoru o Dazzler.
Publicar una serie protagonizada por una mujer ya es una jugada arriesgada, pero lanzar una serie en la que todos los personajes son mujeres es todo un desafío al mercado y lo curioso es que de momento el mercado he respondido de forma positiva. Tras la miniserie ubicada dentro de Secret Wars, A-Force continúa existiendo. Singularidad, ese universo de bolsillo que había adquirido consciencia y cuerpo femenino durante las guerras secretas, ha llegada hasta el Universo Marvel y, a su alrededor, se ha reunido un nuevo grupo de Vengadoras que lucha por hacerse ver en las estanterías de las tiendas de cómics. De nuevo se trata de un grupo de lo más diverso, donde hay personajes de distintos orígenes sociales, etnias e incluso especies (pues hay tanto inhumanos como mutantes). Esta colección tiene todos los elementos para convertirse en un hito importante dentro de la historia editorial de la Casa de las Ideas.
El anuncio de A-Force dio mucho que hablar en su momento, aunque ahora se ha convertido en una serie más de las muchas que publica Marvel y ya no se encuentra bajo los focos. ¿Esto se debe a que ya no nos interesa o a que hemos asumido que ya es algo normal que haya un equipo de Vengadores formado sólo por mujeres? Yo apuesto por lo segundo. Es más, apostaría a que pronto veremos más grupos formados sólo por mujeres.
Y muchas más…
La Bruja Escarlata, Pájaro Burlón, la Gata Infernal, la Chica Luna y el Dinosaurio Diabólico, Seda… otros muchos personajes femeninos del Universo Marvel cuentan hoy con su propia cabecera. Algunas de estas series tendrán un recorrido breve antes de desaparecer, pero otras quizá funcionen lo suficientemente bien como para hacerse un hueco dentro del panorama editorial. No hace mucho la serie de Ms. Marvel fue una apuesta arriesgada, pero hoy en día cuesta imaginarse un Universo Marvel en el que Kamala Khan no esté presente. Quién sabe si dentro de unos años la Diosa del Trueno ocupará un puesto tan importante dentro de este cosmos de ficción que ya nadie echará de menos que el Hijo de Odín alce el martillo. O puede que nadie se cuestione cuándo volverá a la vida Logan porque la encarnación femenina de Lobezno se ha convertido en la favorita de los lectores. Sólo el tiempo lo dirá, pero lo que está claro es que todas estas mujeres han ido ganando protagonismo y lo seguirán haciendo durante los próximos años. Lo tiempos cambian y Marvel cambia con ellos.
Es hora de olvidarse de los viejos y rancios clichés y aceptar que el Universo Marvel se está expandiendo para alcanzar a nuevos lectores y está ofreciendo un abanico de personajes cada vez más diverso y representativo. A la editorial aún le queda mucho por hacer, claro está, pero al mostrar a un mayor número de mujeres empoderadas en roles protagonistas no sólo está llevando a cabo una estrategia comercial inteligente, sino que también está ejerciendo su responsabilidad social. Nuestra sociedad está cambiando y todos debemos cambiar con ella, asumiendo los progresos en materia de representación que se han ido consiguiendo a base de grandes esfuerzos y reivindicaciones.
Si es cierto que los cómics ofrecen un reflejo del mundo en el que vivimos, entonces algo hemos empezado a hacer bien. En otros tiempos las mujeres Marvel eran damiselas en apuros o simples objetos sexuales. Hoy son iconos de empoderamiento y diversidad como la Capitana Marvel o Ms. Marvel. Algunas mujeres han tomado el nombre y el rol de otros héroes masculinos y han probado que son más que dignas de hacerlo, como Thor o Lobezno. Hoy el Universo Marvel está repleto de mujeres como Spiderwoman, la Chica Ardilla, Ángela, la Viuda Negra, Hulka, Seda, la Bruja Escarlata, la Gata Infernal, Dazzler, la Chica Luna, Medusa…
¿Y tú? ¿Aún dudas de que vivamos en la Era Marvel de las Mujeres Empoderadas?
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Murciano. 31 años. Psicólogo. Recién llegado a Zona Negativa. Lector de todo tipo de tebeos desde niño, pero sobre todo de Marvel. Interesado en la forma en la que el cómic refleja el mundo real y transmite ideas relacionadas con problemáticas sociales. Feminista. Preocupado por la integración y la diversidad, tanto dentro como fuera del cómic.