Aunque ya ha pasado suficiente tiempo desde la pandemia, afortunadamente, creo que ha habido un antes y un después de cómo la afición rolera se enfrentó-en gran medida-a esa situación. Lo que supuso y lo que «forzó» hizo que la manera de entender-jugar a rol cambiara para much@s de nosotr@s que no éramos lo más expertos en el mundo digital.
Mirando mi propia experiencia, la de mi círculo cercano y la de conocidos creo que podemos decir que el crecimiento, exposición y difusión de los juegos de rol, además de videojuegos y juegos de mesa, ha sido absolutamente alucinante. Los últimos 10 años han sido de subida en consumo, uso y publicación de una manera que-también por mis vivencias-no podría haber imaginado.
Así que recupero el artículo y reflexión que escribí en aquellos tiempos, hay cosas personales que tienen mucho que ver con cómo viví aquella etapa, y creo que hay un aroma probablemente nostálgico, que se destila fruto de todos aquellos momentos. Espero que no sea muy pesado y os pido indulgencia para esas líneas que he intentado actualizar.
Vamos allá.
-La llamada de Preneth-
“En la más profunda de las desesperanzas busca más allá de la noche Preneth, ten por seguro que la mejor venganza contra la oscuridad es encender una vela”
Las palabras de su vieja maestra resonaban en su cabeza mientras estaba escondida en un recodo de esa lóbrega fortaleza, sus compañeras de armas capturadas en el mejor de los casos, malherida y frustrada por su cobardía sabía que correr a esconderse después de recibir ese espadazo en el brazo y ver como algunas de sus amigas de escuadra caían en una emboscada que no había previsto ni la avezada Birloud. Había sido una mala jugarreta del destino pero no podía evitar sentirse un fraude.
Su mentora sonaba con más fuerza en su memoria, esta vez como un desafío, miró el tatuaje de su mano izquierda, la cicatriz dejada por la promesa de un día poder invocar a Kreethrax, su familiar de fuego…la Salamandra que era su herencia y su derecho de nacimiento…aquella vez el miedo había podido con ella…esta vez encendería una vela…oh, sí que la iba a encender, claro que sí…y ardería con una furia y con una rabia que iba a hacer que aquellos malditos monstruos desearan no haberla herido y atacado a sus amigas…
Siseó suavemente mientras recitaba las palabras que una vez había tartamudeado. Volutas de vapor empezaron a desprenderse de su cuerpo, un leve fulgor empezó a formarse bajo su ropa y sus ojos empezaron a tornarse de un iridiscente color rubí…
Un amanecer de llamas empezó a brotar de sus manos y una pequeña salamandra empezó a brotar poco a poco entre ellas, una diminuta criatura que nacía a medida que sus manos iban dibujando su lomo y sus curvas, crecía y crecía tanto como su rabia y su determinación, haciéndose tan temible como la furia y la pena por lo que había sucedido hacía unas horas…
Un imponente ser flamígero de casi dos metros y medio en altura y tres metros de longitud frotaba su hocico contra su mano izquierda tras unos instantes.
-Essssstoy aquí Preneth, me hasssss llamado y me hassss alimentado, hassssss pressstado juramento a lasssss llamasssss, Kreethrax essssstá contigo, tu familia essssssstará orgullossssa.
Las palabras de la flamígera criatura resonaban en su mente mientras pequeñas chispas saltaban alegremente de su cuerpo, como las que en una fragua bailan al son del martillo del herrero.
-Kreethrax, debemos ayudar a mis compañeras o clamar venganza.-Dijo mientras miraba el oscuro pasillo que la miraba hambriento como un animal acechante.
La salamandra ronroneó juguetona y se colocó a su lado.
-Hija de lasss llamasss, a tu ssssservicio sssssiempre; como a tu madre antesss que a ti y a tu estirpe desde el día del Pacto.
Avanzaron hacia la boca del pasillo mientras las sombras retrocedían asustadas ante el calor y la luz que las hacía huir y encogerse… Había encendido una vela…. y más le valía a la Oscuridad estar preparada porque su venganza iba a hacer arder a cualquiera que hubiera hecho daño a los suyos, había cosas que no podía cambiar, pero iba a reclamar que el Miedo no la consumiera nunca más. Nunca más.
Y así empieza este pequeño escrito sobre cómo el Rol ayudó a alejar-durante algunos momentos- a la oscuridad cuando era muy grande y no se veía la luz en aquel angosto pasillo.
Mucho se ha escrito sobre la pandemia y de cómo afectó a nuestro modo de entender el mundo… no voy a ahondar en todo lo que sucedió ni en cómo afectó a absolutamente todo porque ya se ha hecho suficientemente.
En esta ocasión voy a hablar de cómo el rol se convirtió en un ola que empezó pequeña y casi insignificante hasta conseguir crecer y convertirse en una reivindicación de una lucha silenciosa e ignorada.
El mayor consumo de la historia de productos culturales que se ha visto desde hacía muchísimo tiempo fue en la pandemia. Los datos están ahí, solamente tenéis que comprobarlo.
“Es que no había otra cosa que hacer”
Pues vale… lo compro pero… la imaginación es el arma más poderosa y terrible del ser humano: desde armas, pasando por vacunas o aviones son producto de la imaginación del ser humano. Es lo que hace que muchos de los más grandes avances y catástrofes que hayamos causado hayan sido posibles. Simplemente porque alguien lo imaginó o lo soñó… y con el tiempo se dieron las circunstancias para que se pudieran hacer reales. El viaje a la luna de Verne, volar, enviar mensajes desde un continente a otro y mil cosas más…
La pandemia nos forzó a buscar una tabla de salvación mental, social y humana más allá de cualquier otra prevista o imaginada. La gente necesitaba una vía de escape de una de las tragedias más terribles de los últimos 50 años (obviando las guerras) y la imaginación esgrimió sus armas como la vela de la historia que presenta este escrito.
Entre esas “velas” el rol se convirtió en una de las poderosas herramientas para relegar a la oscuridad aunque fuera durante un rato.
Nunca se había jugado a rol de manera tan evidente ni con tanta entrega, se acercó y se abrió al grueso del mundo como pocos (creo que casi nadie) hubiera imaginado jamás. Sí, la fantasía había ido creciendo en importancia y era mainstream después de que la ecuación “Señor de los Anillos+Harry Potter+Vengadores” hubiera ido creciendo durante años… a ello añadir factores como Juego de Tronos y otros productos similares hasta llegar a Stranger Things que es toda una oda al Rol.
Sí, estamos todos de acuerdo… y si nos paramos a reflexionar sobre ello creo que podemos coger la distancia suficiente como para ver que además de las circunstancias adecuadas hubo los catalizadores que centuplicaron esa pequeña chispa y le fueron dando dimensiones que no esperábamos ver.
Como la Kreethrax de la historia fue creciendo poco a poco, alimentada por todas esas jugadoras y jugadores que hacían retroceder a ratos la tragedia de la pandemia y que eran capaces de vivir durante un momento fuera de lo que suponía…y no era fácil.
Socialmente el aislamiento pasó factura. Quien más o quien menos conoce casos en los que las consecuencias fueron más o menos graves.
Yo el primero, una depresión intentó “arrancarme” trozos y durante un año y poco estuve luchando por “encender velas” y que no se apagaran. Además de ir a terapia, tener el respaldo de mi entorno y de mi Valkiria fueron claves. Jugar a rol fue también una parte de ello. Fue una de esas «velas» que he mencionado.
Una de las más poderosas que nunca se apagó fue la de los juegos de rol. En esa vorágine de dolor, de llanto, de ausencias, de aislamiento, de paranoia y quebrantos el rol se erigió como el abrazo de alguien a quien hace tiempo que no vemos y al que añorábamos ver de nuevo. Algunas personas dieron sus primeros pasos, otras simplemente lo vivieron como espectadoras, algunas retomaron una afición que tenían olvidada en un cajón o de la que solamente hablaban en ciertos círculos, otras encontraron más fuerza en algo en lo que ya eran avezadas exploradoras y aventureras, padres y madres iniciaron a su “estirpe” como Preneth hace invocando a Kreethrax después de sus fallidos intentos de antaño.
La pandemia “regaló” una oportunidad al Rol como pocas veces se había visto, creció alimentada por todos los sueños de quienes juegan o dirigen rol (a nuestra querida Kreethrax le pasa lo mismo, ¿verdad?), hasta fundó una ciudad maravillosa y que espera a todavía seguir creciendo: Coronaburgo… si no la conoces te animo a encaminar tus pasos hacía allí y recomendarte, entre otros y porque soy accionista destacado, el “Refugio y posada para viajeros de Lucius Farkass” y “La Herrería y Escuela de Esgrima de Racso Oícer” son buena gente y te tratarán bien.
“No sé cómo puedes decir que la pandemia nos hizo un regalo, Óscar, menudos bemoles tienes para decir algo así con todo lo que pasó”.
Vale, te doy una parte de razón y obviamente nada de lo que escribo niega o quiere borrar todo lo que ha supuesto y supuso en nuestras vidas… para nada. Mi mujer es sanitaria, creo que no hace falta decir nada más.
Nuestras vidas dieron un vuelco para el que no estábamos preparados, nadie lo estaba, y era virtualmente imposible haber imaginado o tenido los mecanismos para luchar contra ello de forma efectiva… somos del “hasta que no pasa” no solemos reaccionar… no voy a entrar en disquisiciones políticas, no es el momento ni el lugar… pero no neguemos que de entre las muchas vías de escape, de ocupar nuestro tiempo, de descongestionar nuestra mente y nuestro espíritu el Rol fue una de las que usamos.
Quienes no habíamos jugado nunca online descubrimos un mundo y una manera de jugarlo que hizo que nos abriéramos a nuevas posibilidades, quienes estaban lejos y nunca cuadraban agendas de repente pudieron organizarse, los veteranos ayudaban o guiaban a las nuevas incorporaciones y así sin parar… Kreethrax fue creciendo con cada una de las voces que la invocaban y empezó a brillar… oh, a brillar con una fuerza jamás vista, su calor alimentaba sonrisas olvidadas y espíritus grises unas horas al día cuando la Oscuridad fue más fuerte y tenía más hambre… y se colocó a nuestro lado y caminó con nosotros intentando que no nos devoraran las Sombras… y no fue fácil… pero la pandemia nos “regaló” la oportunidad de jugar a Rol, de buscar una nueva manera de tener esperanza o de dársela a quienes jugaban con nosotros, un refugio en el que reír o llorar, en el que gritar contra “los monstruos” que nos perseguían, en el que llorar por quienes daban su último adiós sin poder recibir nuestro abrazo y nuestras lágrimas…
Ahora que ha pasado un tiempo, no demasiado si lo pensamos, quizá mirar atrás y ver el camino recorrido nos puede dar algo de perspectiva de cómo lo hemos transitado, dónde estamos y hacia dónde podemos encaminarnos en nuestra siguiente aventura, ¿Verdad?
La Oscuridad nunca esta lejos, su alargada Sombra camina a nuestro lado pero-personalmente-incluso en la más hambrienta y profunda mazmorra o negrura encontraremos una «vela» para alumbrar el camino…quien sabe, quizá «arriesgarse con un poco más de luz» en las horas sombrías hace que podamos ver la grandeza que se oculta y que merece volver a brillar…
Siempre he sido una persona que intenta buscar algo «bueno» en cada desgracia, una luz en cada sitio oscuro…siempre me inspiró el duelo de Morfeo en el infierno contra el demonio Koronzon: la esperanza es una fuerza y una llama que brilla en las grietas más profundas.